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Así se prepararon los actores de Purasangre

Los protagonistas de Purasangre hablan sobre su participación en este singular thriller sobre cinco ladrones profesionales que esconden un cuantioso botín tras robar el hipódromo. De entrada, dice Mauricio Argüelles, quien interpreta a Chema pero también participa como productor, lo primero que le atrajo fue que le pareció un proyecto arriesgado que lo sacaba de su zona de confort. “Apostar por algo diferente me jaló mucho”.


Por su parte, Luis Roberto Guzmán, quien tiene el papel de Jaime, el hermano de Chema, asegura que su primer acercamiento al proyecto “partió de mi necesidad de actor de querer enfrentarme a algo que primero me volara la cabeza. En ese sentido era como aventarse al vacío. Es algo que me volvía loco, como cuando tienes un primer amor o estás empezando una relación y tienes ese primer momento de conocer el cuerpo ajeno, es como tratar de poner los cinco sentidos en algo muy particular y ser muy específico y concreto. Purasangre me llevó a ese proceso”.


César Rodríguez, también socio de la productora y quien tiene el papel de Fierro, un tipo cínico que aparentemente es un traidor, sostiene que a él le gustó que es una historia muy original y arriesgada por la forma en la que está narrada. “Estamos brincando en el tiempo, de repente estamos en el presente y te vas al pasado. Y tiene unos giros de tuerca que me laten porque crees que la historia va para un lado y de repente te la cambian”. Ruy Senderos, quien hace el personaje de Tino, coincide con él.
Antes de filmar, los actores se reunieron para hacer un trabajo de mesa en el que plantearon la historia de vida de sus personajes. “Fue muy completo -explica Ruy- porque checamos cada personaje en todas sus dimensiones y etapas. Como es una historia que no está contada cronológicamente, sino que salta en el tiempo y el cine  no precisamente lo puedes grabar como va el guion, era importante que tuviéramos muy claro qué etapa del personaje estábamos haciendo. Hicimos una línea del tiempo no sólo de los cinco años que abarca la historia, sino de cómo llegamos a ser ladrones, cómo nos conocimos, y así fuimos creando muchas historias”.

 

Además, dicen, bajo la guía de Noé Santillán-López, el director, tenían muy claros los objetivos de cada uno. Y a pesar de la creación de historias, nunca se salieron de la línea planteada en el guion de Francesco Papini.
Cada uno de los actores sintió pasión por el proyecto y lo vivió a diferentes niveles. Luis Roberto Guzmán, por ejemplo, en algún momento se preguntó si su personaje no se escuchaba falso, pues impostó su voz para que se oyera más ronca. Para Argüelles el reto fue estar viviendo el momento de la película, es decir las situaciones por las que atravesaba su personaje, sin dejarse influir por el exterior. César, por su parte, siempre estuvo pendiente de las circunstancias de su personaje. Para Ruy también fue un reto el aspecto físico. “Fue como un desgaste porque en la mitad de la película corremos y literal era cámaras arriba de un coche y corran a todo lo que da el cuerpo, no finjamos. Corran por su vida. Eran cositas que sí son cansadas y tenías que mantener al personaje cuando físicamente te estabas llevando al límite”.

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