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La lucidez del cine mexicano, de Jorge Ayala Blanco

En 1968 apareció el primer volumen del llamado abecedario del cine mexicano: La aventura del cine mexicano. En este año, su autor, el crítico cinematográfico y profesor decano del CUEC,  Jorge Ayala Blanco, publicó la duodécima entrega: La lucidez del cine mexicano. “Cada libro actualiza el anterior. El problema que ahora me he planteado es que salen demasiadas películas y nunca incluyo más de un centenar por tomo. Eso es mi límite, cien capítulos. Son textos ensayísticos sobre cada película, buena, mala o pésima, me da exactamente lo mismo. No es reseña ni crítica ni crónica. No me interesa si tuvieron o no mucha difusión o si tuvieron o no éxito. No me interesa el formato, todos los formatos posibles y con el enfoque que le da el título”.

 

Para Ayala Blanco, ese enfoque, que es más bien un concepto (en este caso la lucidez), nunca es negativo y a él le debe parecer fértil como escritor. Y siempre debe referir a una aspiración del cine aunque al final el resultado haya sido fallido. Por ejemplo, en el volumen se encuentra “la lucidez monigotesca, o sea quiso ser lúcido pero es la lucidez de un monigote. Ésa es la idea. Son aspiraciones del cine. Por supuesto la idea de la lucidez me pareció formidable porque en el momento de mayor oscuridad en la historia del país, el cine mexicano trata de ver más allá, trata de hacer luz sobre lo que se está viviendo. Y sí me parecía importante. Y claro, la continuación lógica es La madurez”. Ese volumen, por cierto, está próximo a ser publicado por la UNAM, que también reeditará digitalmente el abecedario completo en fecha próxima.

 

Ayala encuentra el concepto a partir de que tiene unas 20 películas que ya no cupieron en el volumen anterior. “Cuando empiezas realmente a redactar, ya te das cuenta más o menos de cuál es la tendencia. Se trata nada más de tener las antenas captando lo que estás viviendo desde el punto de vista cultural. También mi idea es que en el cine sucede todo antes de que en otros campos culturales. Tiene más rapidez de ejecución porque hay un contacto con el público, o hay una búsqueda de lo popular, siempre tratan de comunicarse. Si las películas mexicanas no tienen éxito es por un fracaso, porque en realidad todas buscan al público, ninguna se hace de espaldas al público, al espectador”.

 

La única condición de Ayala Blanco para incluir una película en su libro (todos los ensayos son inéditos) es que haya sido exhibida ante público general en una sala cinematográfica. “En parte diría que si yo no la he visto, no la ha visto nadie porque realmente estoy pendiente de todo lo que está saliendo. Incluso hay profesionales que me preguntan dónde veo esas películas, compañeros críticos o reseñistas, periodistas que les interesa realmente ver cine mexicano. De las 100 que tienes ahí, no he visto el 60, 70 por ciento, me dicen, porque muchas veces las películas pasan de una manera efímera en la cartelera. Si no las ves en esa semana, ya no las viste. Mientras más malas, más difíciles. Hay algo muy angustioso para mí de estar cazando películas”.

 

La portada que elige para cada uno de sus libros es de la película que más lo impactó entre las incluidas en ese volumen. En el caso de La lucidez del cine mexicano fue Todo el mundo tiene a alguien menos yo, de Raúl Fuentes.

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