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Antonio Gaona en Mentada de Padre

“Hacer una película con personas que son tus amigos, que te diviertes fuera del trabajo y dentro del trabajo, se vuelve toda una fiesta”, dice Antonio Gaona, actor que interpreta a Abel en Mentada de padre, comedia coral que fue dirigida a cuatro manos por Fernando Rovzar y Mark Alazraki. Abel es uno de los hermanos Márquez Castillo que regresa a la casa familiar una vez que su padre (Héctor Suárez) los ha convocado en su lecho de muerte. Es un supuesto aventurero que ha ido a diferentes partes del mundo pero que en realidad no ha salido del país.

 

Cuando fallece el padre, les leen las especificaciones del testamento, las cuales incluyen la competencia de los cuatro hermanos por la herencia a través de una serie de retos ideados por su padre para determinar un solo heredero. “Mi personaje lo sentía como una persona queriendo ser pero no era nadie”, dice Antonio. Le atrajo que, además, era bonito, amoroso y que tuvo que construirlo conforme transcurría el rodaje pues la mayor parte del guion fue una construcción de los actores. “Trabajamos sin ensayos ni nada, entonces todo fue muy vertiginoso, pero al final creo que gracias a la química que tenemos fuera y dentro de la pantalla se logró esta película que desde mi punto de vista es muy lograda, muy bonita, muy redondita”.

 

Dice Antonio que cada quien llegó al set “con el trabajo hecho de este es mi personaje y junto con los directores fuimos afinándolo a lo largo de las escenas, ya con algo más estructurado de quién era el personaje para uno, para poder con todas las demás escenas, pues no estaba del todo completo el guion. Necesitábamos un personaje firme pero dejar que las situaciones crecieran. En ese sentido, había más personajes firmes que un guion elaborado, eso nos permitió mucho jugar con las situaciones que se nos fueron dando para poder llegar a la improvisación y a la máxima expresión, hasta el final”.

 

La interacción entre los actores (a Antonio lo acompañan Osvaldo Benavides, Mauricio Isaac y Mauricio Barrientos “El Diablito”) se ve bastante natural, espontánea. “Creo que eso es parte de que somos amigos desde antes y ya hay una lectura per se. Yo volteaba y veía que Osvaldo ya estaba maquilando, y ya decía por acá, y lo mismo con El Diablito. Eso es un juego bien padre que como actor te deja un chorro, te deja mucho porque estás abierto a la perspectiva, no estás esperando un pie para decir tu texto, sino que estás pendiente de lo que hace el otro. Lo que es una actuación. Entonces fue muy bonito trabajar así”.

 

Para él, el éxito de la comedia en el cine mexicano se debe a que “a los mexicanos siempre nos ha gustado reír, nos encanta, nos burlamos hasta de la muerte. Entonces, creo que es parte de la picardía mexicana este juego de palabras que siempre usamos, esta comedia que llevamos implícita en nuestras vidas, creo que es algo que al mexicano le nutre, entonces evidentemente en México nos inclinamos mucho a este tipo de películas, a pasárnosla bien. Por eso tiene un auge la comedia en el cine mexicano”.

 

Antonio dice que actuar es lo único que sabe hacer. “Me divierte, me da vida, me mete a un mundo que es totalmente diferente al mío, eso me enriquece mucho y me hace ver la vida con diferentes panoramas. Un personaje a veces me cambia mi perspectiva de vida, y eso es algo que agradezco, andar nutriéndome de diferentes tipos de vidas aunque no sea la mía porque esta ventana de ser actor me permite estar ahí”.


A Antonio, además, podrá vérsele en la continuación de El cumpleaños de la abuela, esta vez La boda de la abuela, así como en otra película y en unas series de las cuales aún no puede dar detalles.

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