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El reto de Vanessa Restrepo en El Habitante

El habitante, dirigida por el uruguayo Guillermo Amoedo, es una película de terror que aborda la temática del exorcismo. En esta producción mexicana, la medellinense Vanessa Restrepo interpreta a Camila, una mujer que acaba de salir de la cárcel y que junto con sus hermanas entra a una casa a robar. Pero se encuentran con una desagradable sorpresa que las confronta con sus traumas de infancia.

 

El terror, dice la también conductora de televisión, “es un género que aunque es muy importante en México, no es muy común. Tenemos muchas comedias, tenemos también algunos dramas, pero el terror no es algo que se haga muy seguido. La verdad, participar en una película de terror, de entrada es algo especial. Y además la hace una gran productora a la que le está yendo muy bien en México, con un director que tiene tanta experiencia en el género y al lado del elenco que tenemos, la verdad era una oportunidad que no se podía dejar”.

 

Su personaje “es una mujer abusada, pero al mismo tiempo ruda, sensible, que da todo por amor, pero que está trastornada. Estuvo en la cárcel ocho años, por lo que la hace un personaje bastante complejo, con muchas capas. Fue un reto muy interesante. Cuando leí el guion por primera vez, de hecho no estaban muy claras las edades y me habían dicho que podía ser para dos personajes, Camila y María, que es la hermana de en medio. Cuando leí el guion, les dije: Camila es la que quiero hacer, sin duda. Yo me enamoré del personaje desde ese momento”.

 

Camila es muy distinta a Vanessa, incluso en el plano físico. De entrada, tiene muchos tatuajes y el cabello muy diferente al de la actriz, que en ese tiempo trabajaba en una serie simultáneamente. Así que necesitaba muchas horas de maquillaje. “Tenía que llegar con muy buen tiempo de anticipación porque me tenían que poner un buen de tatuajes, pues no nada más era pegarlos y ya, sino que se tenían que ver muy reales porque había tomas cerraditas y se iban a ver. Nos tardábamos dos horas y media porque al mismo tiempo estaba haciendo la serie de El Vato, y yo estaba rubia y sin posibilidad de que me lo quitaran. En el día hacía la serie y en la noche, El habitante, pero para la película me pintaban el pelo con aerógrafo con pintura a base de agua, entonces casi me quedo pelona. Estuvo fuerte en ese sentido la preparación que hacía a diario”.

 

 

Sin embargo, eso no fue lo más difícil, sino la construcción del personaje. “Es un personaje bastante oscuro y para la investigación yo tuve que buscar mucho sobre abuso infantil, sobre la vida en la cárcel, sobre embarazos precoces, en fin. Y empezar a investigar todo esto te contamina demasiado, entonces llegó un momento en el que tenía que parar, irme a hacer otra cosa, ver una película infantil, una comedia o algo, y después volver a empezar. Ya tenía pesadillas. Para mí fue una carga psicológica importante”.

 

Además, la película, a pesar de ser de terror, toca temas como el abuso infantil. “Cuando estuvimos en el festival de Sitges, hablando con algunos reporteros, les decía: por favor ayúdenme a difundir el mensaje, y es que los papás les crean a los niños porque cuando yo estaba chica, y antes, no era muy común que los papás creyeran lo que los niños les decían. Y ahora de verdad los niños dicen la verdad. Cuando el río suena, piedras lleva. Cuando el niño dice que hay algo raro, hay algo raro. La mayoría de los abusos se dan por parte de las personas más cercanas, y dentro de las familias o los amigos de la familia se dan los casos de abuso. Yo sí quiero exhortar a los papás que cuiden mucho a sus hijos, les crean y hablen con ellos y no tengan tabú de comunicación a la hora de hablar con ellos”.

 

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