Entrevista con Fernando Rovzar por Mentada de Padre
Una soleada mañana veraniega, Mark Alazraki se queda en el otro extremo del jardín. Fernando Rovzar se acerca a la mesa y pide empezar la entrevista. “Él no viene”, dice mirando hacia donde está Mark, con quien codirigió Mentada de padre,película ambientada en 1940 que estrena este 16 de agosto y que decidieron hacer sin un guion como tal. Más bien tenían una guía, una sólida planeación estética y la convicción de que junto con sus actores (Antonio Gaona, Mauricio Barrientes, Osvaldo Benavides y Mauricio Isaac) iban a construirlo sobre la marcha.
“Lo que hicimos fue llegar con una idea general y permitir que los actores improvisaran día tras día tras día y que ellos fueran construyendo sus propios personajes de principio a fin. Y nosotros simplemente tratar de fungir como contención para no perder el hilo de los personajes. Pero la libertad y todo lo que se logró en ese set es algo que difícilmente se logra. He hecho varias pelis y es la primera vez que en mi vida he sentido esta libertad y esta colaboración”.
Rovzar y Alazraki partieron de una historia originalmente escrita en inglés, “que tenía un cierto parecido en unos elementos que nos gustaron: que eran cuatro hermanos, el padre dictador y el reality de radio”. Los directores junto con Gary Alazraki (el responsable de Nosotros los Nobles) la adaptaron a México prácticamente reconstruyéndola. “Nos dimos cuenta que el machismo inglés de los cuarentas no es el machismo mexicano. La ideología machista mexicana nos permitía construir un padre en una época en la que todo hacía más sentido que en la versión inglesa”.
Don Lauro Márquez Castillo, interpretado por un Héctor Suárez desatado en una participación especial, es un hombre aferrado al pasado caudillista, mientras sus hijos, a los que convoca en su lecho de muerte, son producto de la posrevolución, el arte moderno, la época de oro del cine mexicano, “de estos sueños creativos, artísticos, expresivos, pero el padre representa una época donde no hay expresión, donde no hay creatividad ni amor y no te digo sentimientos. Entonces los hijos crecen hijos de su madre y no de su padre”.
El testamento de Don Lauro es cruel: pone a competir a sus cuatro hijos por la cuantiosa herencia en una serie de retos que les dan puntos y que se transmiten en vivo por radio. “Trata de volver a la siguiente generación más como él en lugar de permitirles ser. Y yo lo que siempre traté con el guion es que nunca se perdiera esa parte humana de los cuatro hermanos”.
Fernando cuenta que en un focus group resultó que “para los encuestados la primera parte de la película es la favorita de los hombres y la segunda, de las mujeres, y creo que tiene que ver con que la primera mitad es del padre y la segunda de la madre. Esa transición de la película es la de los personajes, la transición de México, como que retrata mucho esta parte, pero es también una cuestión casi mitológica: si quieres superar al padre, lo tienes que matar, es la manera de convertirte en tu propia persona”.
En ese sentido, considera que Mentada de padre será bien recibida por quien solo quiera ver una comedia. “Y quien quiera encontrar un significado más profundo, como el significado de los revolucionarios escuchando la radio y perdiendo el objetivo de su lucha y embobándose con la radio, o de un doctor con las monjas dejando de atender pacientes para embobarse con la radio, pues lo encontrará al ponerse a pensar qué han hecho estos cuatro hermanos para merecer ser ídolos de miles de personas en Querétaro”.
Un aspecto que destaca en la película es su ejecución por el empleo del formato de pantalla ancha 2,35. “Creo que hay una parte de los cineastas que siempre quieren hacer todo en 2,35 porque hay una idea, quizá falsa o antigua, de que es el formato de película y que el 16:9 es tele, o bueno el 4:3, pero ese ya lo perdimos. Curiosamente las películas de esa época eran 4:3, ni siquiera 2,35. En algún momento habíamos dicho hagámosla 4:3, como las películas de esa época, pero al final la decisión de irnos al 2,35 fue porque tenemos cuatro hermanos, y necesitábamos lo que las películas del oeste pedían, que era el formato largo para tener más de un personaje”.